Modelos residenciales para una mayor cohesión social, salud psicológica, sostenibilidad ambiental y eficiencia económica

Iván Fernández de Retana Director General de EIC:
La sociedad global es dinámica y llama a las puertas de las grandes ciudades, donde los núcleos familiares son cada vez más pequeños, fugaces y diversos. Los jóvenes apenas pueden emanciparse y a muchos
mayores les acecha la soledad en un abigarrado salón.
Por un lado, arrastramos el ideal de la vivienda burguesa del siglo XIX, con núcleos familiares estancos y estancias funcionalmente aisladas.
Por otro lado, la dificultad para conseguir una vivienda propia para cada adulto o núcleo familiar, en ciudades en crecimiento, ha provocado soluciones muy alejadas de los estándares de habitabilidad aceptables, como las de los edificios de viviendas populares urbanas del siglo XIX.
Por último, la búsqueda de un modelo de vida comunitaria ha generado una rica tradición de residencias religiosas, militares, estudiantiles, sociales y también las recientes tendencias globales de coliving y cohousing.
La última modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM-97), en vigor desde el 27 de noviembre de 2023, supuso un paso adelante hacia la modernización del marco normativo para adaptarse a las nuevas realidades residenciales, incorporando explícitamente nuevas tipologías denominadas residencias compartidas, residencias comunitarias y vivienda dotacional, que así cuentan con un marco regulatorio que las define y permite su implantación, y abre
nuevas oportunidades para la oferta inmobiliaria.
RESIDENCIAS COMPARTIDAS: LA CONVIVENCIA COMO SOLUCIÓN
La residencia compartida se define como un modelo residencial que permite la convivencia en un mismo inmueble de personas sin vínculos familiares previos, con zonas privadas individuales y amplias áreas comunes compartidas. Combina privacidad y socialización, facilitando la autonomía personal y promoviendo la convivencia y la colaboración comunitaria. Es un formato atractivo especialmente para jóvenes profesionales, estudiantes o trabajadores desplazados temporalmente. Además,
este modelo facilita la autonomía personal, mientras promueve un ambiente colaborativo que favorece la interacción entre los residentes.
La flexibilidad de las residencias compartidas responde de manera eficaz a la escasez de viviendas individuales, especialmente en ciudades como Madrid, donde los precios de la vivienda continúan aumentando.
RESIDENCIAS COMUNITARIAS: EL REGRESO A LOS VALORES COLECTIVOS
La residencia comunitaria profundiza aún más en el aspecto colectivo y colaborativo. Este modelo se organiza alrededor de valores compartidos y un estilo de vida cooperativo, fomentando la gestión comunitaria de espacios comunes, actividades cotidianas conjuntas y redes de apoyo mutuo entre sus residentes. La residencia comunitaria no es
solo compartir espacios, sino fomentar una vida más integrada, sostenible y menos individualista. En este sentido, se alinea estrechamente con los conceptos de coliving y cohousing, que apuestan por la cooperación y la sostenibilidad como ejes fundamentales.
115 NUEVAS FORMAS DE HABITAR | DOSIER
Este tipo de residencia es especialmente atractivo para quienes buscan un estilo de vida alternativo, en el que la integración social, la cooperación y la sostenibilidad sean los pilares fundamentales. Además, estas viviendas pueden ayudar a reducir el impacto ambiental al optimizar el uso de recursos y energías, contribuyendo de manera significativa a los objetivos de desarrollo sostenible.
VIVIENDA DOTACIONAL: UN MODELO INCLUSIVO
Por último, la vivienda dotacional está orientada a colectivos específicos que requieren atención habitacional especial. Este modelo está diseñado para ofrecer soluciones accesibles a grupos vulnerables con necesidades específicas, como jóvenes que buscan su primera vivienda, personas mayores que desean mantener su autonomía o colectivos en situación de
vulnerabilidad. Al ofrecer esta nueva tipología residencial, Madrid busca garantizar el acceso a una vivienda asequible a estos colectivos, sin renunciar a soluciones urbanísticas de calidad arquitectónica y funcionalidad.
La vivienda dotacional busca ofrecer un entorno accesible, adaptado a las necesidades de los colectivos a los que se destina, proporcionando no solo un techo, sino también una calidad de vida adecuada a sus circunstancias.
Estas viviendas no solo responden a una demanda social, sino que también son una herramienta fundamental para la inclusión fomentando la integración de aquellos grupos que, de otro modo, podrían quedar al margen de la oferta residencial y del desarrollo social.
IMPLICACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES
Estas nuevas figuras residenciales introducidas por la normativa han abierto oportunidades en la oferta inmobiliaria madrileña. Los promotores encuentran alternativas claras para desarrollar proyectos innovadores que se adaptan de manera más eficaz a las necesidades cambiantes del mercado. Además, estas modalidades permiten aprovechar mejor los inmuebles, optimizando recursos y generando nuevas oportunidades de inversión en un contexto en el que el suelo edificable escasea y los costes se incrementan constantemente.
A nivel económico, estas nuevas fórmulas residenciales facilitan a los usuarios acceder a soluciones residenciales más económicas que las tradicionales, gracias al uso compartido de espacios y servicios. Esto reduce los costes de mantenimiento y facilita un acceso más democrático a la vivienda, especialmente en grandes ciudades como Madrid, donde la vivienda asequible se está convirtiendo en un lujo inalcanzable para muchos.
A nivel social y psicológico, estas nuevas modalidades residenciales contribuyen a reducir el aislamiento y la desconexión del individuo, generando comunidades más cohesionadas, solidarias y saludables.
En un mundo cada vez más individualista, competitivo y tecnificado, estas formas de convivencia ofrecen una respuesta a la creciente soledad del individuo, que con el tiempo afecta seriamente a su salud psicológica y física, especialmente en las grandes urbes donde la problemática es cada vez más preocupante. Los especialistas están alertando de este problema psicológico creciente de la sociedad, en el que la mejor política es la prevención.
UN ENFOQUE SOSTENIBLE Y EFICIENTE
La promoción de viviendas compartidas y comunitarias es una apuesta coherente con los objetivos de desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático. Este tipo de viviendas favorece una reducción significativa en el consumo energético, ya que optimizan el uso de los recursos y reducen la huella ecológica de cada residente. La eficiencia en el uso del suelo urbano también es un aspecto clave, ya que permite aprovechar al máximo el espacio disponible sin extender de manera
descontrolada las ciudades y sin encarecer el suelo ni la vivienda de manera innecesaria e inconsciente.
Los profesionales técnicos, arquitectos, ingenieros y promotores se deberán enfrentar al reto que supone adaptar las edificaciones existentes a estos nuevos modelos residenciales y también al diseño de nuevas construcciones que sean capaces de armonizar la arquitectura moderna con el patrimonio histórico y las nuevas exigencias técnicas y urbanísticas. Del
mismo modo, será una oportunidad para que la iniciativa privada promueva proyectos arquitectónicos novedosos, en una competición libre donde la sociedad y las instituciones premiarán las más logradas. Esta modificación urbanística podrá resultar en un campo de experimentación arquitectónico y en un nuevo escaparate académico para la ciudad.
CONCLUSIÓN
Abre ampliamente el abanico de la tipología residencial, respondiendo a las demandas sociales emergentes globales, y supone una notable modernización de su urbanismo.
La reciente modificación de las Normas Urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid abre ampliamente el abanico de la tipología residencial, respondiendo a las demandas sociales emergentes modernas, ofreciendo alternativas habitacionales más inclusivas, sostenibles y accesibles. Estos nuevos modelos residenciales representan una oportunidad inmejorable para transformar la forma en que vivimos en las ciudades, fomentando la promoción de soluciones arquitectónicas
novedosas, así como una mayor cohesión social, salud psicológica, sostenibilidad ambiental y eficiencia económica.
Madrid, con esta modificación, recoge las tendencias del urbanismo moderno, abriendo las puertas a un futuro residencial más adaptado a las realidades del siglo XXI.